Recuerdos de la menarquía

Queridas visitantes de La Carpa Roja:

Bienvenidas a nuestra sección de testimonios. Una parte fundamental de nuestro trabajo es la auto reflexión sobre nuestros procesos fisiológicos femeninos para, posteriormente, abrir un espacio en el que todas juntas recordemos, observemos y cuestionemos nuestras experiencias como mujeres desde el cuerpo. En esta primera entrega, en que hemos recopilado las experiencias de las integrantes del colectivo, hemos decidido hablar sobre la menarquía, es decir, la primera menstruación. Las siguientes preguntas guiaron nuestra reflexión: ¿Qué edad tenías cuando tuviste tu primera menstruación? ¿Cómo te sentiste? ¿Con quién lo compartiste? ¿Sabías lo que te sucedía? ¿De dónde venía esa información?
Te invitamos a leernos y compartir tus experiencias.


La mañana siguiente, cuando fui al baño, vi una mancha grande y al reincorporarme, sorpresa: sangre en el excusado. Supongo que me asusté. Cuando caí en cuenta de que se trataba de “mi regla” (¿por qué llamamos regla a la regla? Jamás lo he entendido) recordé la escasa información con la que contaba. Sabía que tenía que usar una “toalla”, pero no tenía idea de cómo colocarla, así que envolví mi calzón con papel higiénico y esperé a mi madre. Eunice


Recuerdo también que en algún momento, durante el quinto año de primaria, las niñas fuimos separadas del grupo para ver un video de “Disney” (¡) sobre la menstruación y, por si esto no fuera suficiente, cuando tienes 12, casi 13 años, ya vas un poco tarde a eso de la menstruada, así que nunca falta alguna compañera de banca que te cuenta lo que le conviene desde su posición de “grande”. Morgana


Yo no quería que eso me sucediera, yo quería seguir siendo niña, jugar, brincar, nadar, y tenía entendido que durante el periodo una no podía hacer nada, debía reposar y según esto no te podías ni bañar. Por eso lo negué. Rossana


Experimenté una extraña sensación, unas emociones contradictorias se agolpaban en mi interior: por una parte alegría de haber entrado, simbólicamente, en el mundo adulto; por otra parte, algo de inseguridad y temor por este fenómeno con el cual, a partir de ahora, tendría que “lidiar” una vez al mes aproximadamente. Paqui


Recuerdo haber ido al baño en mi casa y haber visto una mancha café en mis chones. Al fin! Ya podía pertenecer a ese grupo de las preocupadas por si te manchabas! Y ustedes saben lo importante que es pertenecer, a esas edades. Lisel


El tema era asunto de principal importancia entre mis amigas, todas hablábamos de a quién ya le habría bajado, analizábamos la forma de caminar de las de sexto, quienes lo hacían con las piernas más abiertas era seguro que les estaba bajando, pues era señal de que traían una toalla. Erika


Menos de una hora después de que hubiera entrado a mi salón, llegó mi madre a buscarme: había encontrado las sábanas y pijama manchadas. “¿Por qué no me dijiste nada?”me preguntó, “no sé” respondí. Denisse

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4 comentarios:

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  2. El testimonio de E. A.

    Tuve información anticipada de lo que podía suceder en cualquier momento (mi mamá inició a los 9 años). Tenía 11 años y estaba en sexto de primaria cuando un domingo fui al baño y ahí estaba: en mi ropa interior, una mancha que no sabía lo que era, pero lo sospechaba. Salí del baño, fui por mi mamá y me lo confirmó. Recuerdo haber tenido ganas de bañarme y haberlo hecho tranquilamente y por más del tiempo acostumbrado. Ahora me parece curioso, que me vestí de blanco, con prendas que no usaba mucho pero que ese día escogí por blancas… Tengo la sensación de extrañeza de mi propio cuerpo, algo había venido cambiando y lo sabía, pero recuerdo no poder decir lo que sentía.
    Usar una toalla por primera vez, no poder dejar de pensar en ello, sentirla todo el tiempo entre las piernas, no saber si estaba bien colocada o cuando cambiarla… eran preocupaciones que pronto pasaron; así como salir a la calle sintiéndome observada por todos.
    No recuerdo haber padecido más del tema.

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  4. A mí mis papás me habían platicado sobre sexualidad desde los cinco años. Siempre fui una niña muy curiosa, y las preguntas "¿De dónde vienen los bebés?" y "¿Qué es la regla?" las hice desde aquel momento. Además siempre fui insistente, así que mis papás me contaron algo muy general, pero yo los abordaba con más y más preguntas. Siempre me ha gustado la ciencia, y era una niña muy madura para mi edad, entonces ellos fueron muy sinceros.

    Me bajó más o menos dos o tres meses después de cumplir los doce, igual que a mi mamá. Era medio día y me dieron ganas de orinar. Mientras orinaba mi mirada fue hacia mis pantaletas, y fue entonces cuando vi una mancha entre rosa y café, era relativamente pequeña. Cuando me limpié también noté un poco de sangre, entonces me subí las pantaletas y fui a buscar a mi mamá para mostrarle la evidencia. Me dio una toalla desechable y me dijo: "Ya eres una mujercita". Parece típico de las mamás, también me dio un abrazo y le contó a mi abuela horas después, quien actuó exactamente igual a mi mamá cuando me vio.

    Quizás era porque no estaba atravesando un buen momento, pero mis primeras menstruaciones eran dolorosas y algo abundantes, o a lo mejor yo así lo notaba. Lo más desesperante fue que los primeros dos periodos manchaba las pataletas, los shorts, las faldas, los pantalones... Entonces no me gustaba nada menstruar, de hecho lo aborrecía, y eso que a mí nunca me dio la impresión de que mi mamá sintiera algo de lo que yo sentía. Afortunadamente el dolor comenzó a disminuir, y empecé a darme cuenta de qué cosas me funcionaban mejor. También compré mi copa, y entonces las cosas cambiaron bastante. :D

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